En un concurso de acreedores, el orden de cobro está claramente establecido para asegurar un proceso justo y organizado. Los primeros en cobrar son los poseedores de créditos contra la masa, que incluyen las deudas generadas después de la declaración del concurso. Entre estos se encuentran los honorarios de los administradores concursales, las últimas nóminas de los empleados y las indemnizaciones por despidos.
Después de estos, se atienden los créditos privilegiados, que generalmente abarcan hipotecas, así como salarios e indemnizaciones que estaban pendientes antes de la declaración del concurso.
Finalmente, los proveedores, que generalmente poseen créditos ordinarios o subordinados, son los últimos en recibir pago. Las multas, sanciones y deudas con los socios suelen ser aún más difíciles de resarcir y en muchos casos, no llegan a pagarse.
Laura Almánzar